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1.28.2006

Los primeros cien días de Horacio Serpa

Ya que empezó la campaña electoral, ¿qué mejor que empezar a comentar lo que dicen los candidatos para tratar de entender sus propuestas y lo que le espera a Colombia si ganan. Es verdad que en términos generales no tienen mupachas posibilidades a causa de la popularidad de Uribe, pero eso no quiere decir que no valga la pena conocerlos. La revista Cambio publicó recientemente un informe en el que aparecían los textos de varios candidatos acerca de lo que harían en sus primeros cien días de gobierno. Esta vez comentaremos el de Horacio Serpa

Mi compromiso es con lo social

______Bueno, ya el título da que pensar sobre una retórica rutinaria. «Lo social» es la promesa de reparto de la riqueza, pero su público no es el de la gente humilde y digna, que espera un trabajo y oportunidades, ni siquiera el de los menesterosos que esperan alguna ayuda del gobierno, que más bien ya están escarmentados de la generosidad de esta gente, que causó la recesión de 1999, sino los profesionales de «lo social», que son a fin de cuentas la clase dominante en Colombia. Entendiéndolo así, no hay nada falso en la frase: el compromiso de Serpa es con su clientela de aspirantes a cargos públicos en los cuales disponer de lo ajeno.
Impulsar el crecimiento estable con el reparto equitativo de beneficios, reformar a fondo el sistema tributario para volverlo progresivo y justo, y reestructurar la deuda pública.
______Casi cada palabra de este resumen es una mentira increíble. Si algo no habría con Serpa es crecimiento estable, y el reparto equitativo de beneficios es una amenaza en toda regla. La equidad en este caso es tan vaga que todo el mundo puede reclamar «lo justo». ¿Cómo puede haber equidad en el reparto de beneficios si un inversor compra una empresa y en muy poco tiempo la moderniza y gana el doble de lo que invirtió?
______Bueno: el reparto «equitativo» según la visión de Serpa (y de toda la izquierda colombiana, que apuesta por él porque es el único que si hay una buena cantidad de masacres podría pasar a segunda vuelta), es absolutamente contradictorio con el «crecimiento estable», basado en el aumento incesante de los beneficios de los inversores y por tanto de la confianza y por tanto de la inversión y por tanto del empleo y por tanto del consumo y por tanto del conjunto de la economía. Aquí al promesero aprieta sus recursos hasta hacerlos absurdos.
______Pero no está bien ser sectarios, lo de reformar el sistema tributario para «volverlo» progresivo y justo me parece de lo más adecuado. Lo que no entiendo es la reestructuración de la deuda pública, y mucho me temo que será una de esas propuestas audaces como el trazo de un genio que producen todas las semanas los economistas pagados por Santodomingo para dedicarse a la política.

Aspiro a ser elegido Presidente con el respaldo del libe- ralismo y de muchas fuerzas políticas, sociales y popula- res, democráticas y progresistas, empeñadas, como yo, en un verdadero cambio y en la paz.

______A él no habrá quien le robe los adjetivos. Sí señor, es nuestro hombre, «democráticas y progresistas»: las fuerzas que no están con él no son ni democráticas ni progresistas. Y lo de que él esté empeñado en un verdadero cambio también es de las cosas que hay que aceptar: es lo mejor que se puede decir a favor de Uribe, que los que «gobernaron» entre 1994 y 1998 esperan «un verdadero cambio».
______Lo de la paz en «cambio» me da mucho miedo. No hay ningún candidato de la guerra, Uribe ofrece a las guerrillas absoluta impunidad por sus crímenes, la posibilidad de conservar las armas, etc., y se niegan a negociar sin que se favorezca la multiplicación de los crímenes. Es que sencillamente dar más a las guerrillas es entregarles el país. Los que enarbolan la bandera de la paz como argumento retórico, para decir que Uribe es el hombre de la guerra, están declarándose a favor de las guerrillas.

Mi compromiso es con lo social. Es decir, con la gente de carne y hueso que anhela un espacio decoroso en la sociedad. Nunca lo tendrá si no resolvemos las carencias de la clase media y de los pobres.

______¿No les decía yo que su compromiso es con personas de carne y hueso? No hay que desesperarse si no aparece ninguna medida que vaya a «resolver las carencias de la clase media y los pobres»: lo que cuenta es la intención.

¿Cómo lograrlo? Al país hay que dirigirlo de otra manera. No administrarlo, sino gobernarlo. Me refiero a la admi- nistración de Uribe y a las anteriores administraciones. Si me preguntan cuál es la dificultad, contesto parafra- seando la exclamación famosa durante la elección del presidente Clinton: "Es el modelo, estúpido".

______«Las anteriores administraciones.» Lo que sirve de ejemplo de nuestra barbarie es el cinismo de personajes así. La única admi- nistración de los últimos 20 años en la que él no ha tenido cargos es la de Pastrana, en la que se aplicaron sus propuestas respecto a las FARC. Por no hablar de la afirmación tácita de que gobernar es escoger un modelo: lo que hace quien no tiene otra responsabilidad que echar discursos.

A eso me dedicaré. A poner en ejecución un nuevo modelo de desarrollo que reemplace al actual —caduco, inoperante, excluyente—, con tan pésimos resultados en la lucha contra la pobreza y tan pródigo en favorecer a los más poderosos.

______Ejem. ¡Esta vez sí va a tener resultados en la lucha contra la pobreza! La vez pasada doblaron el número de pobres al tiempo que multiplicaban el déficit público, que es la pobreza del futuro, porque necesitaban buscar apoyos a toda costa. La gente tiene que recordar que esa pobreza procede tanto de robos increíbles como los de Foncolpuertos, realizados gracias a los nombramientos de Samper (como el esposo de la finadita Martha Catalina Daniels), como de actos de despilfarro monstruosos, como los miles de viajes que hicieron todos los izquierdistas de algún rango por todo el mundo con las excusas más peregrinas. Eso no era caduco ni inoperante ni excluyente.

Lo haré desde la misma elección. Ya estoy en eso. Con un grupo muy importante de amigos y asesores, luego de muchas reuniones con gente del común y con espe- cialistas, de haber escuchado a estudiantes y sindicalis- tas, a profesionales y campesinos, a compatriotas de la mas variada condición, estamos construyendo esa pro- puesta que muy pronto presentaré a los colombianos.

______Lo bonito que es ser buena persona: escuchar al pueblo y fabricarle el modelo que necesita. Después se escandalizan por lo que digo de Colombia. Pero es que alguien como Serpa es lo más representativo del país. No creo que ningún colombiano de más de veinte años no recuerde a alguien que tiene algún parecido con Serpa, tanto en el estilo como en el aspecto.

Mi idea es que todos los instrumentos del poder gubernamental, las políticas públicas y el conjunto de la sociedad, nos comprometamos en la lucha contra la desigualdad. Es este el principal problema colombiano, y tenemos que vencerlo.

______Es una de esas cosas que todos comparten: el principal problema colombiano es la desigualdad. Eso da para pensar muchas cosas: ¿hay más desigualdad que en EE UU, donde hay muchos miles de indigentes y un solo hombre tiene casi la mitad del PIB colombiano? Pero ¿es el principal problema colombiano la desigualdad o lo es la violencia o la pobreza o la mentalidad?
______Esa afirmación tan rotunda, que comparten todos los privilegiados, empezando por los del rango de Laura Restrepo y terminando por los arribistas más patéticos, me deja pensando en lo que ocurriría si por el efecto de un buen gobierno y del esfuerzo de una generación de colombianos honrados se llegara a doblar el ingreso de todos, para esta gente el problema se habría agravado, pues la distancia entre el más rico y el más pobre sería mayor.
______En todo caso en Colombia la desigualdad es algo claro y manifiesto: hay unos cuatro millones de personas que pertenecen a familias cuyos ingresos son de más de veinte o treinta millones de pesos al año (son estadísticas apresuradas, da igual si son más bien cincuenta millones), y hay unos veinte millones de personas cuyas familias no llegan a los diez millones al año. Bueno: la mayoría de los del primer grupo son las personas ligadas al Estado, los beneficiarios de la lucha por la justicia de los sindicatos y sus frentes armados y del esfuerzo «social» de Serpa y compañía. Lo que harán por «lo social» no será renunciar a sus prebendas ni ser más productivos, sino despojar más todavía a los que trabajan.

El nuevo modelo entraña reconceptuar el Estado, tener una idea diferente de sociedad, impulsar el crecimiento estable de la economía propiciando el reparto equitativo de sus beneficios, reformar a fondo el sistema tributario para volverlo progresivo y justo, y lograr la reestruc- turación de la deuda pública.

______Ah, bueno.

El nuevo modelo debe redefinir la lucha contra la droga; ejecutar un plan de choque contra el desempleo; mejo- rar el ingreso empezando por el salario mínimo; identifi- car en la educación, la ciencia y la tecnología el instru- mento adecuado para superar la iniquidad; reemplazar la Ley 100 de 1993 para universalizar la salud y dignificar la profesión médica; ir de fondo a la construcción y mejoramiento de vivienda; lograr la expedición de una nueva ley sobre servicios públicos que defienda al usuario y, entre otros aspectos principales, ejercer las relaciones exteriores dentro del multilateralismo y el regionalismo abierto.

______«Redefinir la lucha contra la droga» es algo que cuesta trabajo imaginarse, pero el plan de choque contra el desempleo y la mejora del ingreso son objetivos contradictorios. Es la vieja suposición, que todos saben que es mentira, de que el desempleo se remedia si el gobierno toma medidas apropiadas. El que conozca algún país rico sabrá que eso es absurdo.
______El desempleo se reduce en gran medida si para los empleadores es fácil y rentable contratar gente. Y no lo será si aumenta el salario mínimo. En el supuesto de que Serpa gane las elecciones, algo que es muy posible teniendo a los medios, las bombas y los recursos de Chávez a su favor, no sería nada raro que subiera el mínimo para ganarse el apoyo de los beneficiados, aunque un tercio o más terminaran en el desempleo.
______Entre los peores vicios del lenguaje de la prensa en Colombia está ese estúpido neologismo «inequidad»: Serpa ya lo confunde con «iniquidad». Mientras que la «inequidad» es una traducción de patanes de inequality, desigualdad, la iniquidad es algo muy malvado o muy injusto. Y no propiamente algo que remedie la ciencia: la ciencia, la educación y la tecnología más bien sirven para aumentar la iniquidad, como ocurrió con los nazis.
______«Universalizar la salud y dignificar la profesión médica» también son objetivos contradictorios: o es más barata la atención, y se amplía la cobertura, o es más cara, y los médicos ganan más atendiendo sólo a los que pueden pagar. Hace falta mucho descaro para decir algo así.
______Pero todo se perdona a quien se propone « ir de fondo a la construcción y mejoramiento de vivienda». Es lo que se espera de un buen gobernante, nadie debe dudarlo.
______Y lo del multilateralismo y el regionalismo abierto son claras muestras del futuro alineamiento con Chávez. Es que Serpa representa el chavismo en Colombia, o aquello que lo permitió. Los demás aliados de Chávez, como Petro y compañía, sólo se dirigen a otros estratos, su proyecto es rigurosamente el mismo.

Ejecutando un modelo de estas características tendré como preocupación básica la reconciliación. Nunca vamos a alcanzar las satisfacciones que merecen los colombianos si no somos capaces de poner fin a la guerra. Para mí ha sido una permanente preocupación, y lo será aun más cuando sea Presidente. Hay que lograr la paz. ¡Y lo vamos a hacer!

______Lo único que tiene algún contenido aquí es la «reconciliación». A mí eso me interesa mucho porque la disposición a negar que hay un bando guerrillero es muy característica, y lo grave es que tanta gente se muestre dispuesta a creerlo. ¿Estamos en guerra los colombianos? ¿Quién tiene que reconciliarse con quién? ¿Han hecho algún daño los secuestrados o secuestrables a los secuestradores para que vayan a reconciliarse? En esa palabrita se pone de manifiesto un plan de rendición ante la guerrilla, pues lo primero que se hace es reconocer su legitimidad como bando agraviado.
______No sólo hay un bando guerrillero, sino que ese bando siempre ha estado cerca de Serpa. En 2002 el candidato tenía un «equipo de paz» formado por Alfredo Molano, María Emma Mejía, Alejo Vargas, Piedad Córdoba y algún otro valedor de las FARC. Nadie debe olvidar que la idea de despejarle territorio a las FARC la lanzó Serpa en 1997 y que durante el gobierno de Pastrana nunca dejó de apoyar el despeje del Caguán, ni que fue allá a rendir cuentas a los narcoterroristas.
______Si algo es increíble es que aquellos que le pueden ayudar a pasar a segunda vuelta vivan proclamando su desprecio por Serpa: es el único candidato que le hace frente a Uribe, y los demás sólo están para arañar algún voto e impedir un triunfo del presidente en primera vuelta.
______Ninguna encuesta dará nunca ventaja sobre Serpa a otro candidato distinto a Uribe. Y si hay segunda vuelta las posibilidades de Serpa aumentarían, porque hay cientos de miles de personas capaces de movilizarse para presionar a todos sus conocidos para obtener votos, porque las FARC se pondrían las pilas a cometer ma- sacres que esas personas atribuirían a los «amigos del presiden- te» (recuérdese el caso de Vargas Lleras, o el de El Nogal), porque los medios se comprometerían todavía más y porque los petrodólares circularían copiosamente, como suele haber en cada elección mucha plata alentando a los votantes perezosos (en las de 2002, provista sobre todo por los aliados de las AUC en la Costa para elegir a Serpa).
______Bueno: sería sólo el comienzo. En realidad Serpa es mejor representante de Colombia que Uribe y no es raro que tenga partidarios, pues los colombianos dispuestos a reconocer que al país le cabe alguna mejora no son muchos. Perdón, he escrito «mejora»: me refiero a algo distinto a lo que dice Serpa, me refiero a dife- renciarse un poco menos de los países de nivel de vida alto.


Comments:
La fórmula mágica que Serpa propuso en la campaña pasada fue la de emitir billeticos para tener más dinero para gastar más y así halar la economía hacia arriba.

La fórmula de esta vez es doblar el sueldo mínimo para lograr el mismo efecto, pero esta vez Serpa no ha dicho si va a poner a trabajar las planchas de la Casa de la Moneda horas extras y fines de semana para conseguir el dinero necesario para que el Estado cubra el aumento en los aportes laborales y de pensiones que eso implicaría.

Vamos a ver qué otro truco anunciará para que la mitad de su rompecabezas no se desbarate antes de ponerlo todo en la mesa.
 
DECALOGO AL POPULISMO

El populismo en Iberoamérica ha adoptado una desconcertante amalgama de posturas ideológicas. Izquierdas y derechas podrían reivindicar para sí la paternidad del populismo, todas al conjuro de la palabra mágica: "pueblo". Populista quintaesencial fue el general Perón, quien había atestiguado directamente el ascenso del fascismo italiano y admiraba a Mussolini al grado de querer "erigirle un monumento en cada esquina". Populista posmoderno es el comandante Hugo Chávez, quien venera a Castro hasta buscar convertir a Venezuela en una colonia experimental del "nuevo socialismo". Los extremos se tocan; son cara y cruz de un mismo fenómeno político cuya caracterización, por tanto, no debe intentarse por la vía de su contenido ideológico, sino de su funcionamiento. Propongo die rasgos específicos.

El populismo exalta al líder carismático. No hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo. "La entrega al carisma del profeta, del caudillo en la guerra o del gran demagogo -recuerda Max Weber- no ocurre porque lo mande la costumbre o la norma legal, sino porque los hombres creen en él. Y él mismo, si no es un mezquino advenedizo efímero y presuntuoso, vive para su obra. Pero es a su persona y a sus cualidades a las que se entrega el discipulado, el séquito, el partido."

El populista no sólo usa y abusa de la palabra: se apodera de ella. La palabra es el vehículo específico de su carisma. El populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo. Habla con el público de manera constante, atiza sus pasiones, "alumbra el camino" y hace todo ello sin limitaciones ni intermediarios. Weber apunta que el caudillaje político surge primero en las cidades-Estado del Mediterráneo, en la figura del "demagogo". Aristóteles (Política, V) sostiene que la demagogia es la causa principal de "las revoluciones en las democracias" y advierte una convergencia entre el poder militar y el poder de la retórica que parece una prefiguración de Perón y Chávez: "En los tiempos antiguos, cuando el demagogo era también general, la democracia se transformaba en tiranía; la mayoría de los antiguos tiranos fueron demagogos". Más tarde se desarrolló la habilidad retórica y llegó la hora de los demagogos puros: "Ahora quienes dirigen al pueblo son los que saben hablar". Hace veinticinco siglos esa distorsión de la verdad pública (tan lejana a la democracia como la sofística de la filosofía) se desplegaba en el ágora real; en el siglo XX lo hace en el ágora virtual de las ondas sonoras y visuales: de Mussolini y de Goebbels, Perón aprendió la importancia política de la radio, que Evita y él utilizarían para hipnotizar a las masas. Chávez, por su parte, ha superado a su mentor Cstro en utilizar hasta el paroxismo la oratoria televisiva.

El populismo fabrica la verdad. Los populistas llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino: Vox populi, Vox dei. Pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el gobierno "popular" interpreta la voz del pueblo, eleva esa versión al rango de verdad oficial y sueña con decretar la verdad única. Como es natural, los populistas abominan de la libertad de expresión. Confunden la crítica con la enemistad militante; por eso buscan desprestigiarla, controlarla, acallarla. En la Argentina peronista, los diarios oficiales y nacionalistas -incluido un órgano nazi- contaban con generosas franquicias, pero la prensa libre estuvo a un paso de desaparecer. La situación venezolana, con la "ley mordaza" pendiendo como una espada sobre la libertad de expresión, apunta en el mismo sentido: terminará aplastándola.

El populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con lassutilezas de la economía y las finanzas. El erario es el patrimonio privado que puede utilizar para enriquecerse y/o para embarcarse en proyectos que considere importantes o gloriosos, sin tomar en cuenta los costos. El populista tiene un concepto mágico de la economía: para él, todo gasto es inversión. La ignorancia o incomprensión de los gobiernos populistas en materia económica se ha traducido en desastres descomunales de los que los países tardan decenios en recobrarse.

El populista reparte directamente la riqueza, lo cual no es criticable en sí mismo (sobre todo en países pobres, hay argumentos sumamente serios para repartir en efectivo una parte del ingreso, al margen de las costosas burocracias estatales y previniendo efectos inflacionarios), pero el populista no reparte gratis: focaliza su ayuda, la cobra en obediencia.

"¡Ustedes tienen el deber de pedir!", exclamaba Evita a sus beneficiarios.

Se creó así una idea ficticia de la realidad económica y se entronizó una mentalida becaria. Y al final, ¿quién pagaba la cuenta? No la propia Evita, sino las reservas acumuladas en décadas, los propios obreros con sus donaciones "voluntarias" y, sobre todo, la posteridad endeudada, devorada por la inflación. En cuanto a Venezuela (cuyo caudillo parte y reparte los beneficios del petróleo), hasta las estadísticas oficiales admiten que la pobreza se ha incrementado, pero la improductividad del asistencialismo (tal como Chávez lo practica), sólo se sentirá en el futuro, cuando los precios se desplomen o el régimen lleve hasta sus últimas consecuencias su designio dictatorial.

El populista alienta el odio de clases. "Las revoluciones en las democracias -explica Aristóteles, citando multitud de casos- son causadas sobre todo por la intemperancia de los demagogos". El contenido de esa "intemperancia" fue el odio contra los ricos: "Unas veces, por su política de delaciones... y otras, atacándolos como clase [los demagogos] concitan contra ellos al pueblo". Los populistas latinoamericano corresponden a la definición clásica, con un matiz: hostigan a los "ricos" (a quienes acusan a menudo de ser "antinacionales"), pero atraen a los "empresarios patrióticos" que apoyan al régimen. El populista no busca por fuerza abolir el mercado: supedita a sus agentes y los manipula en su favor.

El populista moviliza constantemente a los grupos sociales: apela, organiza, enardece a las masas. La plaza pública es un teatro donde aparece "Su Majestad el pueblo" para demostrar su fuerza y escuchar las invectivas contra los "malos" de dentro y fuera. El pueblo, claro, no es la suma de voluntades individuales expresadas en un voto y representadas por un Parlamento; ni siquiera la encarnación de la "voluntad general" de Rousseau, sino una masa selectiva y vociferante que caracterizó otro clásico (Marx, no Carlos sino Groucho): "El poder para los que gritan el poder para el pueblo".

El populismo fustiga por sistema al "enemigo exterior". Inmune a la crítica y alérgico a la autocrítica, necesitadode señalar chivos expiatorios para los fracasos, el régimen populista (más nacionalista que patriota) requiere desviar la atención interna hacia el adversario de fuera. La Argentina peronista reavivó las viejas y explicables pasiones antiestadounidenses que hervían en Iberoamérica desde la Guerra del 98, pero Castro convirtió esa pasión en la esencia de su régimen, un triste régimen definido por lo que odia, no por la que ama, aspira o logra. Por su parte, Chávez ha llevado la retórica antiestadounidense a expresiones de bajeza que aún Castro consideraría, tal vez, de mal gusto. Al mismo tiempo, hace representar en las calles de Caracas simulacros de defensa contra una invasión que sólo existe en su imaginación, pero que un sector importante de la población venezolana (adversa, en general, al modelo cubano) termina por creer.

El populismo desprecia el orden legal. Hay en la cultura política iberoamericana un apego atávico a la "ley natural" y una desconfianza a las leyes hechas por el hombre. Por es, una vez en el poder (como Chávez) el caudillo tiende a apoderarse del Congreso e inducir la "justicia directa ("popular, bolivariana"), remedo de Fuenteovejuna que, para los efectos prácticos, es la justicia que el propio líder decreta. Hoy por hoy, el Congreso y la Judicatura son un apéndice de Chávez, igual que en la Argentina lo eran de Perón y Evita, quienes suprimieron la inmunidad parlamentaria y depuraron, a su conveniencia, el Poder Judicial.

El populismo mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la "voluntad popular". En el límite de su carrera, Evita buscó la candidatura a la vicepresidencia de la República. Perón se negó a apoyarla. De haber sobrevivido, ¿es impensable imaginarla tramando el derrocamiento de su marido? No por casualidad, en sus aciagos tiempos de actriz radiofónica, había representado a Catalina la Grande. En canto a Chávez, ha declarado que su horizonte mínimo es el año 2020.

¿Por qué renace una y otra vez en Iberoamérica la mala yerba del populismo? Las razones son diversas y complejas, pero apunto dos. En primer lugar, porque sus raíces se hunden en una noción muy antigua de "soberanía popular" que los neoescolásticos del siglo XVI y XVII propagaron en los dominios españoles y que tuvo una influencia decisiva en las guerras de independencia desde Buenos Aires hasta México. El populismo tiene, por añadidura, una naturaleza perversamente "moderada" o "provisional": no termina por ser plenamente dictatorial ni totalitario; por eso alimenta sin cesar la engañosa ilusión de un futuro mejor, enmascara los desastres que provoca, posterga el examen objetivo de sus actos, doblega la crítica, adultera la verdad, adormece, corrompe y degrada el espíritu público.

Para calibrar los peligros que se ciernen sobre la región, los líderes iberoamericanos y sus contrapartes españolas reunidos todos en Salamanca, arían muy bien en releer a Aristóteles, nuestro contemporáneo. Desde los griegos hasta el siglo XXI, pasando por el aterrador siglo XX, la lección es clara: el inevitable efecto de la demagogia es "subvertir a la democracia".

Uribe es populista? SI
Serpa es populista? SI

El autor, mexicano, es historiador, miembro de la Academia Mexicana de la Historia, y cofundador, con Octavio Paz, de la revista Vuelta. Por Enrique Krauze.
 
Para el anónimo de las 8:23 PM:

Por decencia debería separar las opiniones de Krauze de las suyas por algo más que unas comillas que mucha gente no detecta.

La palabra populismo tiene muchos matices y muchas acepciones. Tal como la define Krauze, Uribe no es un populista, no es alguien que concentre el poder sino que respeta las leyes y las instituciones judiciales y aun el espacio de sus adversarios. ¿Tendría Chávez a un enemigo en la alcaldía de la capital sin hacerle la guerra de forma incesante?

En una acepción más vaga Uribe sí es un populista en muchos gestos dirigidos a las multitudes. Es como cuando Mockus se casa en un circo: típico espectáculo populista. Pero ¿está endeudando Uribe a Colombia para comprar apoyos, tal como denuncia Krauze?

Hay gente que no sabe leer, hay gente que tiene mala fe. Usted es ambas cosas, se aferra al parecido entre el adjetivo populista y la noción de populismo descrita en el artículo para mentir y atacar a Uribe.

Sería muy fácil: basta abrir la revista Letras Libres, dirigida por este ex colaborador del "quemado en efigie" Octavio Paz para encontrarse artículos de Carlos Alberto Montaner, Carlos Franz, Ibsen Martínez y muchos otros resueltos anticomunistas.
 
Serpa es de las personas que se revuelcan en la MISERIA DE SUS PALABRAS, un dia dise que no pero que si y al otro que si pero que no y cuando le toca asumir las consecuencias de lo que dijo, responde que lo mal interpretaron que el no quizo decir eso y ya, por el mismo camino va Garzon.
 
Para el anónimo de las 7:32 AM. Bueno, Garzón es muchísimo peor que Serpa. Es un hombre que se formó en el sindicalismo ligado a las guerrillas en Barranca y subió a la alcaldía con los votos del Partido Comunista. Y sus recursos son todavía más perversos, no son el fervor patriótico y partidista de los borrachos que se entusiasman por un país más justo y más respetuoso con todos sino los balbuceos de literatos de tercera que se extasían ante prodigios como aquel de "Lo sano para Bogotá es votar por Lucho" o "El sábado de locha y el domingo con Lucho": esas cosas generan una sensación de superioridad entre esos intelectuales que los vuelve muy arrogantes respecto al resto de la gente.

Y claro, unos y otros favorecen sólo a los más ricos, trátese de los potentados como Santodomingo o los Gilinsky (con los que se dice que anda siempre Petro), o bien de los que cobran pensiones estatales de más de 25 salarios mínimos (por eso la oposición al referendo: podrían haber hecho una excepción con esas pensiones).
 
Serguio.

En una entrevista Serpa acusa a Uribe de neopopulista ¡Se imagina! Los pájaros disparándoles a las escopetas, Serpa es el padre del neopopulismo, pero lo mas increíble es que en la misma entrevista habla de duplicar el salario mínimo y de poner a la economía a servicio de la Política, es decir, a regresar de nuevo a la Economía Estatista que regula el mercado hasta ahorcarlo principal causante de la miseria en América Latina, uno no entiende como es que alguien que a reconocido muchas veces no entender de Economía sale a decir que pertenece a otra escuela, debe ser aquella que no estudia economía.
 
Que metida de pata del bigotudo, diciendo que a Colombia le va bien gracias al narcotráfico, pues no todos somos traquetos pero como el ladrón juzga pos condición el bigote de brocha ve a toda Colombia como un gran laboratorio de cocaína
 
Yo hasta ahora no he tenido el primer cliente ni he estado cerca de trabajar en algún proyecto financiado por el narcotráfico. Y sí he conocido una o dos personas de quienes se dice (chismes al fin) que están en ese negocio.

Lo que sí he tenido es un incremento considerable en los clientes empresarios nacionales, lo cual quiere decir que la economía formal y legal sí está creciendo, sin que el narcotráfico tenga que ver con eso.

A veces encontramos personajes así, que necesitan desprestigiar al país, como Laura Restrepo cuando viaja a Argentina a decir que Colombia es una basura (y tiene razón, sólo que comete el error de excluirse de esa definición), o como Gustavo Petro cuando viaja a Europa a contarle a los políticos que en este país no se puede vivir.

Y pensar que precisamente gracias a gente como ellos es que este país tiene todos los defectos y la mala fama que tiene.
 
Para Sergio:

Serpa tiene razón, es que la palabra populista da para mucho. Un hombre que se reúne con la gente de un pueblo y se pone a hablarles de sus problemas y después empieza a resolverlos delante de todos, dando órdenes, es un populista. No quiere decir que quepa en la definición de populista que copió alguien arriba. Serpa es populista en otro sentido, en el de eso que se copió allá: es un orador que arruinaría el país para tener contenta a su clientela.

Pero ese hombre perderá las elecciones, y puede que en primera vuelta. Aun si hubiera mucha presión para que ganara (plata de Chávez o de las FARC) habría mucha gente que votaría por Uribe en una segunda vuelta para ahorrarse una verdadera guerra civil.
 
Para el último anónimo y Diegoth: claro, nadie ha explicado cómo es que va a haber crecido el narcotráfico respecto al gobierno de Pastrana. Hay menos cultivos, luego hay más producción. Lo increíble es que diga "hay crecimiento por el narcotráfico", tras de lo cual está la aseveración que repiten los suyos: "Con Serpa sí habría verdadero crecimiento". A partir de sueldos justos para alentar la demanda. Yo no sé cómo puede haber gente tan carente de vergüenza que se sume a semejante personaje.
 
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